jueves, 27 de octubre de 2011

Marxismo y prostitución

Lo que me gusta, en un sentido casi fanático, de los marxistas, es que no tienen miedo de llevar las ideas hasta sus últimas consecuencias. Lo que no me gusta es también justo eso: que en el mundo real hay matices... y yo sí creo que los matices importan; que el individuo cuenta como parte del todo y viceversa. Y también que el sexo y el género juegan un papel importante en la división del trabajo, y las relaciones de subordinación, etcétera... toda la crítica feminista al marxismo que todxs conocemos y suscribimos (al menos en mi imaginación). En fin, esta es, en resumen, una aproximación marxista (obviamente ciega a consideraciones de género) a la prostitución:

"Marxist critics of prostitution take their lead from Marx's statement that 'prostitution is only a specific expression of the general prostitution of the laborer'. Prostitution then represents the economic coercion, exploitation and alienation of the wage labour. As one critic has stated, 'prostitution is the incarnation of the degradation of the modern citizen as producer'. The prostitution contract is not merely one example of the employment contract; rather, the employment contract becomes a contract of prostitution. The figure of the prostitute can, therefore, symbolize everything that is wrong with wage labour."

Carole Pateman, The Sexual Contract

Un rant abolicionista

Este es un argumento que, aunque está claramente envuelto en una lógica abolicionista, es sensato en el sentido de que legitimar lo incontenible del impulso sexual en los seres humanos implica restarle valor a cualquier argumento de racionalidad ya sea en favor o en contra del trabajo sexual. Y además me dio mucha risa, aunque no sé si era la intención de la autora:

"In arguments that prostititution is merely one expression of a natural appetite, the comparison is invariably made between prostitution and the provision of food. To claim that 'we all need food, so food should be available to us... And since our sexual desires are just as basic, natural, and compelling as our appetite for food, this also holds for them', is neither an argument for prostitution nor for any form of sexual relations. 

Without a minimum of food (or water, or shelter) people die, but to my knowledge no one has ever died for want of an outlet for their sexual appetites. There is also one fundamental difference between the human need for food an the need for sex. Sustenance is sometimes unavailable but everyone has the means to satisfy sexual appetites to hand. There is no natural necessity to engage in sexual relations to assuage sexual pangs. Of course, there may be cultural inihibition against use of this means, but what counts as food is also culturally variable. In no society does the form of food production and consumption, or the form of relations between the sexes, follow directly, without cultural mediation, from the natural fact that all humans feel hunger and sexual impulses. The consequences of sexual inhibitions and prohibitions are likely to be less disastrous than prohibitions on what counts as food."

Carole Pateman, The sexual contract

jueves, 20 de octubre de 2011

De la víctima y la agencia

Hay una cosa que a mi me hace mucho ruido: la figura de la víctima. No es que no crea que existe, sé que hay muchos contextos en los que una persona puede tener y ejercer poder sobre otra y hacerle daño. De hecho no estoy peleada con ella al modo de la nueva escuela gringa que les llama survivors a las víctimas de violación, y busca borrar la palabra victim de cualquier escenario de violación. No. A mi la idea de la víctima me hace ruido en el sentido de lo in-defenso,  de lo in-capaz de lo in in in, de la carencia y la pasividad: esa idea que tan seguido se usa para tildar a las mujeres de menores de edad permanentes. 

Me viene esto a la mente porque leo un libro (un libro excelente, por cierto) - Prostitution and Pornography. Philosphical debate about the sex industry- y, en los agradecimientos, la editora dice que espera que sus hijos, aunque sean muy pequeños para leer su libro aún, se conviertan algún día en adultos preocupados por la justicia, la libertad y el bienestar de aquellxs que no pueden pelear por ellxs mismos. Y yo me pregunto ¿quienes no pueden -pero que de hecho no puedan - pelear por ellxs mismos? Son pocxs. Reconzco quizá que un bebé, un(a) niño(a) pequeño(a) (de ahí la figura de la mujer eternamente menor de edad, indefensa)... alguna persona literalmente atada... tal vez ellxs, en algunos contextos podriamos decir que de hecho no pueden pelear por sí mismxs. Y claro que entiendo que la falta de recursos sí implica una especie de atadura para dar batalla, pero ¿qué tanto? Y lo pregunto en serio porque yo no logro respondérmelo. Yo, quizá parezca un tanto forzado, pero creo que a su manera, todxs, incluso los bebés, generamos mecanismos de defensa en todos los contextos. Unos más instintivos que otros, pero, la mayoría, plenamente racionales.

Obviamente entiendo que si en este instante hubiera un terremoto y yo quedara atrapada en los escombros, sería víctima de él y estaría quizá indefensa ante eso. Lo entiendo. Las víctimas existen. Las situaciones en la que una persona es superada por un poder (humano o no), sobre el que no tiene control, existen. Eso no me conflictúa, incluso cuando se trata de el poder de unx sobre otrx, o del sistema sobre unx. Pero sí creo que es necesario redimensionar el concepto de víctima. Reconocer, quizá, que hay espacios de agencia... intersticios si se quiere, que están dictados por la racionalidad de una persona: una persona que, dentro de su sujección al contexto, analiza y toma decisiones y actúa según conviene a su necesidad o interés. No permanece inmóvil y pasiva. Se enfrenta a un poder que claramente la supera, pero no le es indiferente: hay una relación que no me atrevo a llamar dialéctica, porque claramente no es equitativa, pero hay una relación de influencia mutua. 

En fin. No sé. Cada día que pasa son más cosas las que no sé.